Inclusión en el siglo urbano
Durante los próximos 30 años, las ciudades van a determinar todos los aspectos del desarrollo global, incluso el modo según el cual se promoverán, protegerán y concretarán los derechos humanos. Las ciudades generan alrededor del 80% del PBI y son responsables del 60 al 80% del consumo de energía y por lo menos del 70% de las emisiones de dióxido de carbono. Hoy, aproximadamente la mitad de la población mundial vive en ciudades y se estima que habrá hasta un 70% de aumento para 2050.
Esto muestra que la urbanización es una de las tendencias globales más importantes del siglo XXI. La escala de expansión sin precedentes de los entornos urbanos, especialmente en los países de ingresos bajos, exige un replanteamiento radical de qué son y para quién son las ciudades.
La exclusión social y la marginación sobre la base del estatus socioeconómico, el género, la discapacidad, edad, casta, etnia, etc., representa un reto significativo para lograr y garantizar el acceso, derechos y oportunidades equiparados en las áreas urbanas. Las personas que son ciegas y deficientes visuales o con otros tipos de discapacidad enfrentan diversas barreras que restringen su participación en la sociedad y el acceso equitativo a servicios (tales como vivienda, empleo, educación, agua y sistemas sanitarios, espacios públicos y transporte, información y tecnología de la comunicación, etc.)
Sucesos inesperados y generalizados, como la pandemia del COVID-19 nos recuerdan que queda mucho más por hacer a fin abordar las permanentes barreras que incrementan la desigualdad y exclusión de las personas con discapacidad y de los adultos mayores de todo el globo. Uno de cada dos miembros encuestados desde la aparición de la pandemia, destacó específicamente que, en sus comunidades, la movilidad y el transporte constituían un desafío crítico, especialmente agravado durante las épocas de crisis (2020).
Al inicio de la Década de Acción para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030, los gobiernos nacionales, regionales y locales se encuentran en una coyuntura clave. Conscientes de las tendencias y oportunidades que la transformación urbana e incluso el impacto del cambio climático brindan, las ciudades de todo el mundo tienen que decidir cómo adaptar sus estructuras y servicios para que sean accesibles e inclusivos para las personas con discapacidad y otros grupos marginados, a pesar de su diversidad. Es urgente ponerse en movimiento ahora para encontrar soluciones accesibles y más ecológicas que puedan crear comunidades sostenibles e inclusivas para todos.
“No podremos lograr la nueva agenda internacional de desarrollo si no consideramos la inclusión de la discapacidad desde el comienzo. Para trabajar en pro de un desarrollo que incluya a todos, la CDPD y los ODS tienen que aplicarse como herramientas que se potencien mutuamente.” Catalina Devandas, Relatora Especial de la ONU sobre los derechos de las personas con discapacidad.
Desde 2006, fecha de la adopción de la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, muchos gobiernos que la han ratificado están comprometidos con la inclusión y son responsables de proporcionar un acceso equiparado a todas las áreas de la vida social, económica, cultural y política. Esto es un derecho y una condición previa para la inclusión de todas las personas con discapacidad en la sociedad, que requiere que los gobiernos, los responsables de las políticas y los interesados incorporen la accesibilidad y el diseño universal en todas sus intervenciones, políticas, presupuestos y programas, tanto en zonas urbanas como rurales (Artículo 9 de la CDPD y Comentario General 2 – 2014.
La Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se basan en un acceso universal y equitativo. Aportan un claro mandato y señalan la responsabilidad compartida que tienen los gobiernos nacionales, regionales y locales de no dejar a nadie atrás. Todos los ODS están interconectados e involucran a las ciudades. Entre ellos, el ODS 11, sobre ciudades inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles, exige una mejora del acceso a una vivienda adecuada y a servicios básicos, transporte y espacios verdes públicos y planificación urbana así como a procesos de gestión inclusivos.
La Nueva Agenda de Desarrollo Urbano Sostenible.pdf (NUA), adoptada en 2016 como resultado del procedimiento de Habitat III, proporciona a todos los niveles de los gobiernos, un claro mapa de ruta para localizar y cumplir con el desarrollo urbano sostenible para todos. Llama la atención hacia la no discriminación, la intervención y la inclusión de las personas con discapacidad en calidad de participantes en igualdad de condiciones en la vida social, política y económica de las ciudades. Junto con sus mecanismos de seguimiento globales, los Foros Mundiales Urbanos (WUF 9 y WUF 10 -en inglés-) insta claramente a realizar acciones de accesibilidad y diseño universal.
El Marco de Sendai para la Reducción de Riesgos de Desastre (2015) proporciona ulterior orientación sobre la inclusión de las personas con discapacidad y el uso del diseño universal para construir comunidades seguras, resilientes y sostenibles. En 2019, Ciudades y Gobiernos Locales Unidos aprobó un Documento de Política sobre este tema para poner en marcha un marco de inclusión y accesibilidad de la discapacidad destinado a los gobiernos regionales y locales. Todos estos documentos se potencian mutuamente y las prestaciones que se comprometen a brindar tienen que estar en línea con la CDPD.